Un entrante muy fácil de preparar, que lleva como protagonista la pasta filo. Esta masa de harina, agua y sal, que se suele usar tanto para recetas dulces como saladas, es fácil de encontrar en los supermercados, en paquetes con varias hojas finas que van enrolladas. Cuando se cocina nos deja una textura muy crujiente y quebradiza, ideal para rellenos como en el que a continuación os detallo. La receta es para 20 unidades.
Ingredientes:
• Pasta filo (se necesita unas 4 láminas, normalmente un paquete lleva más)
• 250 g de queso de cabra sin corteza
• 3 cucharadas de miel
• Un puñado de piñones
• 20 lonchas de paletilla ibérica
Elaboración en horno:
Chafar en un bol el queso con un tenedor.
En una cacerola calentar la miel, añadir los piñones y caramelizar hasta que cojan color. Echar rápidamente sobre el queso y mezclar hasta que los piñones estén integrado con el queso.
Precalentar el horno a 200º.
Coger cuatro láminas de pasta filo y cortarlas en tiras a lo largo de aprox. 5 cm. Luego, cortar cada tira por la mitad. Tienen que quedar 40 tiras.
Colocar sobre una tira, una loncha de paletilla ibérica y encima una cucharita colmada de la pasta de queso. Enrollar, colocar el rollo encima de otra tira de pasta filo y volver a enrollar. Cerrar el rollo usando un poco de agua o aceite. Repetir con el resto de tiras.
Colocar sobre una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado y hornear unos 10 minutos, hasta que la masa coja color.
Consejos y trucos:
• Es un plato que se puede servir frío o caliente, aunque la última opción es preferible.
• Se puede preparar los rollitos con antelación (un día antes) y solo dejar el horneado para el último momento. Se deben de colocar con cuidado en una fiambrera y guardarlos en el frigorífico.
• A la hora de hornear, colocar los rollitos con el pliegue del cierre hacia abajo.
• Para que queden aún más vistosos, eliminar con unas tijeras el exceso del relleno que se haya salido del crujiente y atar con algún tipo de cordón o cuerda.
• La mejor manera de cortar esta masa es con tijeras o con un cuchillo muy afilado. En mi caso, hice una plantilla con papel de horno de una tira de 5 cm de ancho. y con ayuda de la plantilla fui recortando con unas tijeras cada tira. Luego para cortarlas por la mitad fue más sencillo, junté varias tiras, las doble por la mitad y con las tijeras hice un corte aproximado.
• A la hora de abrir el paquete, intentar, por uno de los extremos, cortar lo justo del envase. Las láminas que os sobren se pueden conservar perfectamente en el frigorífico, enrolladas de nuevo y metidas en el mismo paquete donde venían. Es conveniente cerrar nuevamente el paquete para que entre el mínimo de aire, o bien con una envasadora sin la función de vacío o con un algún tipo de cierre de bolsas de cocina. De la misma manera se pueden conservar en el congelador.
Fuente: Chez Silvia